miércoles, 22 de abril de 2009

Francisco de Goya Lucientes

Nació en Fuendetodos, Zaragoza, el 30 de marzo de 1746 y murió en Burdeos, Francia, el 15 de abril de 1828. Fue un pintor y grabador español. Su obra abarca la pintura de caballete y mural, el grabado y el dibujo El arte goyesco supone, asimismo, el comienzo de la Pintura contemporánea, y se considera precursor de las vanguardias pictóricas del siglo XX. Perteneció al movimiento del barroco, el rococó, el neoclasicismo y el romanticismo.

Las obras de Goya ocupan un lugar central en un momento de decisivo cambio del arte europeo. La segunda mitad del siglo XVIII y el primer cuarto del siglo XIX supone un tiempo de aceleración histórica en el que se derrumban antiguas estructuras sociales y económicas y comienza a surgir el mundo contemporáneo. Y a este tiempo de cambio le corresponde una encrucijada estilística en la que Goya participará plenamente sin dejar de situarse al mismo tiempo en una posición aparte y distante del resto del panorama artístico europeo.


Los caprichos

  • Son una serie de 80 grabados de Goya, que representa una sátira de la sociedad española de finales del siglo XVIII, sobre todo de la nobleza y del clero.
  • En la primera mitad presentó los grabados más realistas y satíricos criticando desde la razón el comportamiento de sus congéneres. En la segunda parte abandonó la racionalidad y representó grabados fantásticos donde mediante el absurdo mostró visiones delirantes de seres extraños.

  • Empleó una técnica mixta de aguafuerte, aguatinta y retoques de punta seca. Deformó exageradamente las fisonomías y los cuerpos de los que representan los vicios y torpezas humanas dando aspectos bestiales.




La Pintura Religiosa

La pintura religiosa es una importantes faceta de la obra de Goya. Fue la primera que desarrolló y, después, sería frecuente a lo largo de su producción, si bien disminuyó de forma notoria a partir de 1790. Goya pasó de plasmar una religiosidad convencional y popular a una religiosidad "ilustrada", más intimista y con imágenes de marcada emotividad, nada artificiosa y afectada.

De joven, hasta 1775, hizo Goya pequeños cuadros de devoción, destinados a una religiosidad popular, dentro de una estética tardobarroca y rococó, pero también decoró grandes conjuntos murales que revelan sus dotes artísticas y compositivas; así, el fresco de la "Adoración del Nombre de Dios" (1771-1772),



Retrato

Goya fue muy apreciado en su tiempo como retratista. El retrato ocupa la mayor parte de su producción y fue su principal fuente de ingresos del pintor (cobraba entre 10.000 y 15.000 reales por retrato hacia 1800). La satisfacción del cliente traía nuevos encargos o compras de otras obras, como fue el caso de los Duques de Osuna. Goya cautiva a su clientela por la profundidad psicológica de sus retratos, rápidos pero bien trabajados por el estudio del natural, sin dudar en utilizar la cuadrícula. Su pincelada ha profundizado en la "estrategia de la ilusión" aprendida de Velázquez. Goya asumió cuanta innovación vio en las ricas colecciones reales, en sus viajes o en los gabinetes de sus amigos y lo puso al servicio de su arte. Su longevidad y su ansia de aprender permitieron el signo cambiante y proteico de su estilo.


Pinturas Negras(1819 - 1823)

Es el nombre que recibe una serie de catorce cuadros de Goya pintados con la técnica de óleo al secco (sobre la superficie de revoco de la pared) como decoración de los muros de su casa, llamada la Quinta del Sordo, que el pintor adquirió en febrero de 1819 y que fueron trasladadas a lienzo en 1873. Actualmente se conservan en el Museo del Prado de Madrid.

































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